viernes, 6 de diciembre de 2013

LA INSUFICIENCIA RENAL

LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
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La insuficiencia renal crónica (ERC) implica cambios en todas las áreas de ajuste debido a que es una enfermedad que genera una gran cantidad de situaciones estresantes tanto en el paciente como en su familia y puede ocasionar trastornos de tipo físico y psicológico (García-Llana et al., 2010).
El paciente con ERC se enfrenta a la pérdida de salud que es percibida como una amenaza, lo que se manifiesta en altos niveles de impacto emocional que pueden interferir con el funcionamiento habitual (García-Llana et al., 2010). Adicionalmente, como todas las enfermedades crónicas, la ERC tiene una evolución incierta y requiere un estricto tratamiento médico por lo que los pacientes y sus familiares se enfrentan con la necesidad de múltiples cambios en sus estilos de vida (Reyes-Saborit, 2005).
El paciente con ERC está expuesto a una gran cantidad de estresores que incluyen los síntomas producidos por la enfermedad, el tratamiento y sus efectos, el cambio de la dinámica familiar, restricciones nutricionales, reorganización del tiempo, limitaciones funcionales, cambios de rol, cambios en el empleo, cambios de la función sexual y relación con el personal de salud, lo que genera un gran impacto en todas las áreas de ajuste del sujeto (Cukor, Cohen, Peterson y Kimmel, 2007).



El proceso de adaptación a esos cambios depende de diversos factores como la personalidad, el nivel de apoyo social, el funcionamiento psicológico, factores culturales y los recursos disponibles; por ello, el paciente con ERC y su familia requieren de un manejo biopsicosocial para garantizar un buen ajuste y adaptación a la nueva condición pues si bien muchos pasan por un proceso normal de duelo y se ajustan a su condición otros no lo hacen (Cukor et al., 2007).
Las alteraciones psicológicas son frecuentes en los pacientes con enfermedades renales y pueden derivar en tasas de hospitalización 1,5-3,0 veces más altas que en otras enfermedades crónicas, lo que da como resultado una significativa morbilidad (García-Llana et al., 2010).
La depresión es el problema psicológico más frecuente en la población con enfermedad renal en estadios avanzados; se calcula que aproximadamente el 40% de los pacientes en diálisis son diagnosticados con depresión y que las cifras son mayores en pacientes en situación terminal. La depresión posiblemente afecta a los resultados médicos en pacientes con ERC a través de la modificación de las respuestas inmunológicas y de estrés y la reducción del cumplimiento con la diálisis y los regímenes médicos y nutricionales por lo que se la ha relacionado con una mayor morbi-mortalidad (Cukor et al., 2007; García-Llana et al., 2010; Goody, Monserrate y Bodetti, 2008).


Los trastornos de ansiedad en esta población han sido infravalorados al asociarse a los cuadros depresivos y hay pocas investigaciones al respecto; sin embargo, algunos estudios indican que entre el 25% y el 45% de los pacientes con ERC podrían tener trastornos relacionados (Cukor et al., 2007; García-Llana et al., 2010; Goody, Monserrate y Bodetti, 2008).
Otras alteraciones en estos pacientes incluyen trastornos de sueño y deterioro cognoscitivo y neuropsicologico (Goody, Monserrate y Bodetti, 2008).
Pero además de los trastornos psicológicos hay aspectos que deben manejarse de manera interdisciplinaria como el tema de la adherencia al tratamiento que continúa siendo uno de los grandes problemas en pacientes por ERC. Respecto al cumplimiento con lo prescrito por el personal de salud en la enfermedad renal es importante tener en cuenta 4 aspectos que son la adherencia a los procedimientos dialíticos, a los medicamentos, a la restricción de líquidos y a la dieta ya que estos forman parte del manejo de la enfermedad y la falta de adherencia a estos cuatro comportamientos o a alguno de ellos puede tener consecuencias desastrosos en términos de la calidad de vida, el aumento de la morbilidad, los costos sanitarios y la mortalidad (Kim, Evangelista, Phillips, Pavlish y Kopple, 2010).
El trabajo del psicólogo en pacientes con ERC está centrado en la satisfacción de sus necesidades y en la promoción de sus recursos. En esta medida, el psicólogo de la salud debe favorecer respuestas adaptativas para la mejora del cumplimiento de las prescripciones médicas, contribuir a la mejoría en el manejo de los síntomas, asesorar a la familia, optimizar la comunicación con los profesionales y ayudar a mejorar la calidad de vida. Así, “ante el abordaje del paciente con una enfermedad renal se impone una visión integral de su situación de enfermedad que contemple al unísono tanto los aspectos biológicos como los psicológicos, sociales y espirituales derivados de su condición” (García-Llana et al., 2010) por lo que el trabajo del psicólogo no es independiente del de los otros profesionales involucrados.




Referencias
Cukor, D., Cohen, S.D., Peterson, R.A. y Kimmel, P.L. (2007). Psychosocial Aspects of Chronic Disease: ESRD as a Paradigmatic Illness. Journal of the American Society of Nephrology, 18, 3042-3055.
García-Llana, H., Barbero, J., Olea, T., Jiménez, C., del Peso, G., Miguel, J.L., Sánchez, R., Celadilla, O., Trocoli, F., Argüello, M.T. y Selgas, R. (2010). Incorporación de un psicólogo en un servicio de nefrología: criterios y proceso. Nefrología, 30(3), 297-303.
Goody, A., Monserrate, N. y Bodetti, A. (2008). End-Stage Renal disease. En: Bover, B.A.  yPaharia, I. (eds). (2008). Comprehensive Handbook of clinical health psychology. Wiley: UnitedStates.
Reyes-Saborit, A. (2005). Atención psicológica a pacientes renales crónicos. Revista Santiago (Universidad de Oriente-Cuba), 108, 105-116.